EMDR y su utilidad en terapia sexual.

Ya hace quince años de aquella experiencia en la que Clara sufrió un abuso por un familiar cercano, pero aún recuerda la escena como si hubiera sucedido ayer. Sobre todo porque desde entonces rehúye el contacto sexual. Esto le dificulta grandemente el contacto íntimo con su pareja, de la que dice estar “locamente enamorada”. Clara acude a la consulta porque está muy preocupada, en sus cinco años de matrimonio apenas ha tenido encuentros sexuales. Se quieren mucho, dice, pero ella es incapaz de sentir nada cuando hacen el amor. Su marido ha realizado un intento frustrado tras otro por lograr que ella sienta el más mínimo deseo. Ella dice sentir mucha ansiedad en cada encuentro sexual: “es como si tuviera que estar todo el tiempo alerta y me pongo muy tensa”. A Clara le gustaría que sus encuentros sexuales fueran diferentes, pero teme que la terapia quede en otro intento frustrado.

Al igual que Clara, hay hombres y mujeres que experimentan bloqueos en sus relaciones sexuales o en otras áreas de su relación de pareja. El tiempo no siempre es sinónimo de mejoría cuando uno ha vivido una experiencia traumática. Al contrario, si no se afronta de un modo adecuado, el tiempo puede más bien empeorar el presente de la persona. Y es, precisamente en los traumas, donde me quiero centrar en éste artículo.

Hace ya algún tiempo comencé a trabajar con una técnica no poco curiosa. Se trata de una herramienta de la psicología bastante joven y a la vez altamente efectiva. EMDR, Eye Movement Desensitization and Reprocessing, es el nombre que recibe. Se basa en la estimulación bilateral, es decir, de los dos hemisferios cerebrales. Esto se realiza mediante los movimientos rítmicos de los ojos, o bien, mediante la estimulación de las manos.

La premisa de la que se parte es que, cuando no tenemos los recursos para procesar una experiencia traumática, la información queda dispersa en las redes neuronales. Dicho de otro modo, la información no se almacena de un modo útil sino que queda desordenada en la memoria, salpicando diferentes áreas del pensamiento, de los sentimientos y de la conducta. Es como si lo que sucedió entorpeciera o bloqueara las experiencias presentes.

Mediante la aplicación de EMDR se reprocesa la información y se almacena de un modo más funcional para el individuo. ¿Cómo sabemos que no hemos procesado bien una experiencia traumática? Cuando recordamos lo sucedido en el pasado y nos sigue perturbando en el presente con una intensidad alta, cuando lo que ocurrió nos condiciona de un modo negativo en las nuevas experiencias que vivimos. En estos casos es cuando se puede aplicar EMDR.

Lo interesante de esta técnica es su rapidez y su efectividad. A veces, hay cosas que uno puede entender a nivel intelectual, pero no sentirlo así a nivel emocional. En el caso anteriormente comentado, Laura dice querer tener relaciones sexuales con su marido, y haber intentado todo lo que sabe para sentir. Aún así, sabiendo que no tiene por qué preocuparse, no puede evitar tener un nivel de ansiedad alto, lo que hace que los músculos se tensen y que la atención se centre en el miedo. De este modo, todos los intentos serán fallidos, ya que es normal que una mujer en esta situación tenga grandes dificultades para experimentar placer. En consecuencia, como no siente placer no tiene deseo, sino que evita el contacto sexual y todo aquello que pueda precederlo. Afortunadamente, Clara ha buscado ayuda profesional, y ese es el primer paso para el cambio. La terapia se convertirá en el camino que le lleve a superar la experiencia del abuso, y a reaprender la sexualidad de un modo sano y placentero.

EMDR es una técnica que se puede aplicar en combinación con otras. Es una técnica útil para desbloquear obstáculos en cualquier problema sexual: eyaculación precoz, anorgasmia, disfunción eréctil, vaginismo, etc. Está técnica también se aplica a cualquier otro problema individual, es especialmente efectiva para tratar cualquier tipo de trauma: por ejemplo un accidente, la muerte de un ser querido, un divorcio, etc. Aunque la técnica puede parecer sencilla ha de ser aplicada por un profesional de la psicología o psiquiatría formado específicamente en esa estrategia. En terapia es un complemento que aumenta la efectividad de ésta.

La teoría explicativa del funcionamiento de EMDR dice que al reprocesar y archivar adecuadamente la experiencia se pierde la carga negativa asociada al evento y además se recuperan los recuerdos positivos vinculados que antes no se podían percibir.

Para más información sobre la terapia con EMDR podéis escribir a: info@unidaddeterapiasexualydepareja.com, además está la Asociación de EMDR Española.



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