¿Por culpa de la crisis?


Estar en pareja no siempre es fácil, pero menos fácil lo es cuando la crisis toca las puertas de nuestro hogar. Ya lo dice el refrán, “cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana.” Parece que la escasez económica es sinónimo de escasez amorosa, y que uno, no sólo se encuentra con dificultades para encontrar o mantener un trabajo, sino para mantener una relación afectiva a pesar de los problemas. Puede que con dinero se cubran fácilmente muchos de los problemas del día a día, pero ¿se solucionan estos problemas, o más bien se trata de una “tapadera”?

Son tantas las parejas que me explican cómo, desde que las cosas les van peor económicamente, su relación de pareja esta en crisis. Incluso he llegado a escuchar la asociación “por culpa de la crisis nos vamos a separar”. Uno se pregunta qué hay de cierto en todo esto, ¿acaso tendrá la crisis el poder de destruir una relación?

Creo que las parejas pasan por situaciones que prueban la consistencia de una relación. Desde luego la crisis podría ser una de esas situaciones. Pero no es el factor externo el que empeora la dinámica de una pareja, ni mucho menos lo que la rompe. Si fuera la crisis la que destroza una relación, todas las parejas que están siendo afectadas se romperían. Esto no sólo no es así, sino que hay personas que están fortaleciendo sus lazos afectivos a pesar de una precaria situación económica. Se trata más bien de la forma de enfrentarse a los problemas lo que determina las consecuencias que estos tendrán para nosotros.

Toda nueva situación requiere una adaptación, un ajuste de expectativas, objetivos y acuerdos. Si antes los dos trabajaban, y ahora sólo uno de ellos lo hace, será necesario entender que la persona que se está quedando en casa sigue siendo útil y aporta una parte importante en la convivencia diaria. Otro ejemplo, si antes salíamos a cenar todos los fines de semana  y de ese modo nos comunicábamos más y nos sentíamos más unidos, ahora, puede que tengamos que reubicar ese momento de comunicación en una actividad que no implique el mismo gasto de dinero. Es decir, es imprescindible adaptarse para poder seguir avanzando juntos.

El amor puede encontrar una vía de crecimiento cuando vienen los problemas, cuando no es fácil, cuando requiere esfuerzo. Si un matrimonio ya tenía grietas en la relación, con la crisis se puede resquebrajar. Sí que puede influir pero no es nunca la causa directa. Quizá, necesitemos recordar que todos somos responsables de nuestras conductas, seres volitivos. Y que, si queremos que nuestra relación funcione a pesar de los problemas, tenemos que asumir una parte de esa responsabilidad y enfocarnos en buscar soluciones, y no tanto culpables del estado de la relación. Siempre podemos hacer algo, y cuando no hacemos nada, ya estamos haciendo algo. Por eso necesitamos reaccionar con motivación y esperanza para reponer nuestra relación con una perspectiva de equipo que lucha por superar los obstáculos.

Si hay objetivos, hay proyección. Y, si hay proyección, habrá esperanza.




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