El amor y sus componentes.


Los ingredientes del amor:
¿Cómo se construye el amor?

El psicólogo Sternberg, en 1986 creo una teoría sobre el amor a la que llamó: “el triángulo del amor”. Me gusta como se explica de este modo los componentes del amor en lo que a una relación de pareja se refiere. De hecho en terapia de pareja suelo explicar estos elementos como una forma de revisión de la propia relación y de comprender la implicación del amor como algo más que enamoramiento.

El amor tiene tres vértices: la intimidad, el compromiso y la pasión.

La intimidad es la disposición a comunicarse con la otra persona y tener cercanía. También tiene que ver con revelarse a uno mismo frente al otro y de exponerse en sinceridad. Una pareja que sólo tiene intimidad disfrutará de una amistad pero no tiene la exclusividad y pasión que completan el amor de la relación de pareja.

La pasión es la proyección de deseo afectivo, sensual y sexual. Incluye el sentirse deseado y atractivo para la pareja. La pasión se expresa con gestos, palabras y comportamientos. La pasión suele ser el componente que distingue a la relación como algo más que una amistad. Es el ingrediente que, por lo general, es más intenso al inicio y se estabiliza conforme avanza la relación. No obstante, la pasión puede sufrir variaciones, puede aumentar o disminuir según factores internos y externos. Sternberg decía que aquellos que sólo tienen pasión es su relación tienen un “encaprichamiento” de corta duración. Con esto se entiende que la pasión aporta intensidad a una relación, pero se necesita la intimidad para comunicarse y el compromiso para proyectarse.

El compromiso es el acuerdo entre dos personas de mantener la relación a lo largo del tiempo. Tiene mucho que ver con la exclusividad y la dedicación con una persona. Hay varios tipos de compromisos según el tiempo y la implicación. Para su desarrollo es importante una percepción equilibrada entre costes y beneficios, es decir, entre lo que uno da y recibe del otro. Esto es subjetivo y tiene que ver con las expectativas de su mantenimiento, por ejemplo: “siento que lo que doy es valorado y que va a seguir siendo así”. El compromiso es el elemento que más lentamente crece en nuestra cultura. El compromiso tiene que ver con la decisión más que con un sentimiento. Es el camino que se traza para mantener con el paso del tiempo la intimidad y la pasión.





La reflexión que os dejo hoy va encaminada a conocer el tipo de relación que se tiene y a proyectarse hacia lo que se quiere. Creo que nunca se tiene una relación 100% plena durante mucho tiempo, sino que hay aproximaciones y que lo importante es saber que uno se acerca hacia sus objetivos disfrutando el camino.

Para terminar algunas pautas que pueden ayudar al desarrollo de cada ingrediente en la relación explicadas brevemente:

Intimidad:

1.     Comunicación sin exigencias y sin reproches: Por ejemplo hablar sobre algo que los dos disfrutan, enfatizar lo positivo del otro, etc.
2.     Tiempo de ocio juntos: Cuando disfrutamos de actividades placenteras juntos tenemos la posibilidad de seguir creando recuerdos positivos juntos.

Pasión:

1.     Expresar afecto con palabras y contacto físico como abrazos, caricias, etc.
2.     Crear espacios para encuentros íntimos, expresando el deseo. Por ejemplo, cena, masajes, comunicación de fantasías, recordar momentos especiales, realizar una escapada, etc.

Compromiso:

1.     Perspectiva positiva de la relación: expresar planes a corto y a largo plazo, recordar porque se quiere a la pareja, etc.
2.     Crear símbolos que signifiquen momentos especiales y que recuerden el compromiso. Por ejemplo: una vez al mes ir a un lugar especial, crear un álbum de fotos, una caja de recuerdos juntos, una actividad en pareja, etc.


Construir el amor es un trabajo en equipo con responsabilidades compartidas. Cada uno podemos hacer la nuestra. Sobre aquello que hoy nos gusta en nuestra relación, podemos realizar acciones para que se mantenga, por ejemplo actos de valoración o gratitud. Sobre aquello que nos disgusta podemos también realizar el esfuerzo de buscar el cambio en equipo. Esta diferencia es más posible cuando logramos identificar hacia donde nos queremos dirigir.

La relación amorosa es dinámica y transformable. El amor se construye cuando de forma consciente y coherente dirigimos nuestras conductas, proyectamos nuestros sentimientos y enfocamos nuestros pensamientos a un aumento de la intimidad, la pasión y el compromiso.






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