¿La pareja ideal?


¿Cómo es tu pareja ideal? ¿Cómo es la pareja que tienes? ¿Es muy grande la diferencia entre lo que deseas y lo que tienes?


Imagina que estás invitado a una boda, ya tienes el vestido o el traje y sólo te faltan unos zapatos que den la talla. Antes de salir a comprar ya tienes una idea de como te gustaría que fueran, más o menos sabes de que color los quieres e incluso quizá en tu imaginación les has puesto algunos detalles especiales. Conforme vas recorriendo zapaterías descubres que en ninguna está exactamente ese que habías pensado. Encuentras varios parecidos, pero ninguno tiene todos los detalles que tu querías. Finalmente descubres unos que son distintos y a la vez similares, de los que te enamoras pese a no ser esos que ibas buscando. La pregunta es, ¿que haces? ¿te los quedas? ¿adaptas tu idea inicial a lo que ves?


Supongo que ya sabéis por donde voy, y perdonad si el ejemplo es demasiado simplista, pero muchas veces sucede algo parecido en nuestras vidas. Tenemos un ideal de lo que queremos y buscamos y nos cuesta aceptar que nuestra pareja no se corresponde 100%, algunos abandonan para buscar y ver si encuentran algo mejor, otros no se dan por vencidos y empiezan a realizar una serie de esfuerzos por conseguir que su pareja actual se convierta en su ideal. Estos intentos suelen desembocar en frustración, decepción, culpabilidad, etc.


No hay nada malo en buscar a alguien con quien la vida parezca más divertida, o más romántica o quizá más interesante. Pero muchas veces ponemos un listón tan alto que roza la perfección, de la cual están muy lejos los mortales.


En una ocasión llego a mis manos la lectura de la siguiente descripción sobre el amor:


Hay quien ama a su pareja porque es “mejor que”. Este amor se tambalea cuando conocemos a alguien “mejor que” la persona con la que estamos.


Hay quien ama “por cómo es”, resaltando las características positivas que le hacen estar enamorado y tratando de no tener en cuenta esas cosas que nos resultan discrepantes. Este amor se basa sólo en lo positivo y se resiente con la aparición de cualquier cosa desagradable en la persona.


Y por último hay quien ama “a pesar de”, teniendo en cuenta las cosas que nos enamoran y los rasgos negativos. Este tipo de amor asume que su pareja no es perfecta y que quizá no es todo lo que uno deseaba, pero a pesar de eso pueden caminar juntos compartiendo su amor.


La felicidad en pareja viene, en gran parte, por la satisfacción que en esta se experimenta. Para estar satisfecho no es necesario vivir en un romance de hollywood donde todo es maravilloso y la música acompaña a cada gesto y palabra. Para estar satisfecho en pareja es necesario percibir que nos gusta la persona con la que estamos a pesar de cómo es. Por supuesto esto no es aplicable a ningún tipo de maltrato. Pero puede ser muy útil a aquellas parejas que sienten que se cansan intentando que su pareja cambie, que alimentan su relación a base de “promesas de cambiar”, de las que tras un tiempo sólo quedan los resquicios de comportamientos forzados para volver otra vez a la misma dinámica.


Desde luego que uno puede y debe tratar siempre de cambiar, de mejorar. Pero no se puede vivir el amor basado en promesas sino en la realidad presente, en si ambos se aceptan y quieren en esencia, vengan o no cambios posteriores. Por eso, quizá no vendría mal revisar nuestros conceptos de hombre o mujer ideal para de alguna forma ver si hay que hacer algunos ajustes y disfrutar más de lo que tenemos.



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